viernes, abril 20, 2007

Trabajo, trabajo, trabajo.

Primero, la emoción de la posibilidad.
Después, el poco tiempo, la vergüenza limitante y las ganas de abandonar.
Un sólo paso más llevó a la pena, la desesperación, la culpabilidad y al tápenmecondiario.
Finalmente, a pocos días de terminar, empieza a aflorar nuevamente la emoción, el saber que no me quedé de brazos cruzados, que hice cosas y que sirveron.
Temí porque odiaran mi trabajo, pero terminaron haciéndome algunas correcciones y diciéndome gracias.

No era tan terrible después de todo.

Abandonada en un banquito en Campus Oriente, con los dedos entumecidos, veo cómo empiezan a llegar las cosas que había buscado esta semana. No es metáfora, en mi mail aparecen las correcciones, los cuestionarios, las posibilidades.

Parece que lo logramos.
¿O estaré cantando victoria antes de tiempo?

{Ze Pequeña, gracias por la ayuda y perdón que Carlos te haya retado por mi culpa.}

2 comentarios:

carolita dijo...

es imposible que te vaya mal. grábatelo en la cabeza.

besos y suerte!

Miski dijo...

Hola...llegué al blog de casualidad, buscando blogs relacionados con Peñaflor; yo soy de Peñaflor, pero de la provincia de Sevilla, Andalucía. Se siente raro a alguien hablar de Peñaflor y que se refiera a otro lugar. Un saludo a los peñaflorenses de allá (es ese el gentilicio?).