martes, abril 25, 2006

Aniversario.

Ayer cumplimos un año. En realidad la fecha fue una especie de acuerdo, porque el pololeo oficial empezó como 2 días después. Así es que escribo ahora, que estamos en la mitad de las dos fechas.

No sé si alguna vez me imaginé realmente estando con alguien. Y aunque ahora me cuesta entenderlo, cuando conocí a Israel jamás pensé que íbamos a terminar juntos. Sin embargo, ya no me puedo imaginar sin él. Son más de 300 días. Tardes viendo tele, paseando por Santiago, conversando tonteras y viajando entre mi casa y Peñaflor. Decenas de almuerzos familiares, estenopeicas en el balcón, ataques de risa y días de invierno debajo del chal.

Hoy día te amo mucho más.

sábado, abril 22, 2006

Antes y Después.


Antes tenía el pelo rojo o naranjo. Hoy día lo tengo café.
Antes me lo peinaba con partidura al medio. Ahora es a un lado y con chasquilla.
Antes vivía en Viña con mi mamá. Hoy vivo en Santiago con mi papá.
Antes estaba soltera. Hoy día, no.
Antes era feliz. Hoy día, también.

Hace poco revisé mi mail y me encontré con la sorpresa que finalmente tenemos reunión de generación. Es la próxima semana. Igual un poco de nervios, pero no sé por qué, si ni siquiera ha pasado tanto tiempo y he seguido viendo a varios. Pero será, así le da un poco más de emoción.

domingo, abril 02, 2006

La Gran Familia.

Como muchos saben, el Pato es mi padrastro. Lo conozco desde que tengo casi 3 años y mi mamá lo conoció cuando era chica y vivían en Los Andes. Él pololeó con su hermana mayor y siempre la encontró hinchadora, pero la llevaba al cine a ver películas. Años más tarde y los dos separados, se reencontraron. Él con 5 hijos y mi mamá con 3.

Al poco tiempo, nos habíamos ido a vivir a Viña. Éramos una familia enorme. Aunque nunca vivimos los 8 "hermanoides" (nombre con que nos autodenominamos) juntos, los almuerzos de los domingo son inolvidables. Este fin de semana nos estuvimos acordando de eso.

El panorama era más o menos así: Ocho niños entre 4 y 15 años. La mesa del comedor llena y la de la terraza puesta en el living. En la cocina, el Pato y mi mamá. En los quemadores, una olla gigante de salsa de tomates hecha completamente en casa por el Pato, otra de salsa blanca, y una o dos llenas de tallarines. El piso, lleno de salsa (el chef nunca ha sido muy hábil sirviendo). Y todos nosotros corriendo por ahí. Mi madre un poco neurótica, buscando un trapero.

Y después de un rato, todos sentados comiendo. Bueno, casi todos. Por alguna razón (daba lo mismo cuál), Sebastián siempre terminaba metido debajo de la mesa, "con el charqui estirado", enojado. ¿Por qué debajo de la mesa? No lo sé. Pero así era.

Al final, cuando todos terminábamos, venía la tarea más dura: lavar. Generalmente mi mamá se ocupaba de eso, pero hacíamos una cadena y todos íbamos secando un poco, hasta que el último guardaba.

Ayer, cuando nos acordábamos de todo esto, mi mamá y el Pato se reían, y decían que cuando terminábamos de guardar todo, ya había que empezar a sacar las cosas para la once.

Ahora ya es casi imposible que nos juntemos todos. Nosotras 3 vivimos en Santiago. 2 hermanoides en Los Andes - San Felipe. Uno en Viña todavía. Y 2 más en Italia (aunque uno llega en Julio). Todos repartidos por la vida. Es que ya estamos grandes. Somos ocho niños, entre 21 y 32 años.